Isabel, la secretaria deseada por Javier, tenía claro que no iba a dejarse llevar a la cama por su jefe, por lo menos así, sin más ni más, por hacerle una gracia a la lascivia del vicioso de Javier. Ya conocía el paño, todas las compañeras se habían plegado a sus encantos, era muy convincente en sus ataques, las llenaba de atenciones hasta que las conseguía, puro juego de estrategia, y además muy generoso en sus despedidas…pero ella se valoraba más, quería algo que le proporcionase más seguridad en su empleo y en su futuro, si tenía que claudicar que fuera por algo justo para sus ambiciones de progreso y estabilidad.
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