jueves, 10 de enero de 2008

Eva (VI)





Nada cambio después de la boda, bueno sí, ahora encima tenía más tiempo por las noches, buenas excusas, triunfaba en el negocio y las inversiones en las constructoras iban viento en popa. Ya se sabe, el dinero llama al dinero. Pero ahora ya no se iba con estudiantes, cortejaba modelos, artistas, publicistas, mujeres de lujo y mujeres de la vida…las únicas que todavía le estremecían. Su mujer era otra cosa para él, como su casa, sus caballos, su flamante Aston Martin negro, algo que le hacia sentirse bien. Su nueva secretaria parecía una nueva victima propicia para él pero se le estaba resistiendo y eso le ponía nervioso ¿cómo una mujer que trabaja para él se niega a sus apetitos?. La colmaba de atenciones, de insinuaciones, de viajes comprometidos, pero ella siempre se le escapaba por los pelos en el último instante…se estaba convirtiendo en una obsesión…el tigre quería saciarse con su esquiva presa.



Foto aquí

2 comentarios:

mirada dijo...

Sigo la lectura, tengo varios interrogantes... pero me amparo en la paciencia. Un beso agradecido.

Simplemente Olimpia. dijo...

Como Mirada, leo, leo ávida, pero esta vez sin preguntarme ni buscarle más pies al gato que cuatro patas que le sostengan.

LO has enumerado, pero no sé si el orden es debido al albedrio, al recuerdo o a la predisposición.

Te leo.

Olimpia.