jueves, 3 de enero de 2008

Eva (II)





Después de los primeros años de casada, empezó a sopesar las cosas. Sí, su situación económica era excelente, tenía todo lo que había soñado, todo y más incluso, aún no había tenido hijos pero todo llegaría… ¿llegaría?, ese momento se le hacia cuesta arriba sobre todo pensando en la frialdad en que se había sumido la relación con su marido al reprobarle constantemente sus salidas nocturnas desde ya los seis meses de casados. Sí, todo lo demás era lo mejor de lo mejor, el sumum de sus sueños, pero, ¿y su matrimonio?, no dejaba de ser una farsa, todo parecía desvanecerse, como si ella hubiera sido una buena prenda, un abrigo de lujo para lucir en los cócteles y en los saraos familiares. No podía soportar sentirse tan nada de nada dentro de una jaula de oro, expuesta como un hermoso trofeo más de caza.



Foto aquí

1 comentario:

Javier Herque dijo...

Solo podía llamarse así:

Eva…

Fascinante y prometedor relato…espero/esperamos la continuación de esta historia.

Un saludo.