jueves, 28 de febrero de 2008

Armando (III)





No sabe explicarse como ha podido llegar a esto, ni como pudo montárselo de aquella manera con su mujer para que al llegar a casa a las seis de la mañana ella no le matará como siempre le había prometido si le cogía en un engaño.
La verdad es que la experiencia fue fantástica, María le hizo conocer aspectos de su cuerpo que él desconocía y de ella más si cabe, con su mujer lo hacía con cierta regularidad y cierto aburrimiento. Eso sí, no es que él quedara como el rey de la selva pero por lo menos no hizo el ridículo.
La verdad es que la ocurrencia para despistar a su mujer le vino de ciertos chistes de Internet sobre el tema, entonces se puso a pensar en viejos amigos de la universidad que ya no veía y en alguno famoso muy calavera, se fue a un pub tras dejarle aquella “súper mujer”( “que buena que estaba”, seguía pensando entre dientes, relamiéndose), y se puso a beber rápidamente tres güisquis, se deshizo lo mejor posible la camisa, perdió un botón, ser mancho con la bebida y aparentando ir beodo cogió ánimos y se fue a su casa.
La historia era tan extraña, él era tan aparentemente inofensivo y además apestaba a alcohol que ella casi se ríe de todo lo que le pudo contar Armando, hasta lo del móvil que no cogió cuando ella le llamó varias veces quedó bordado al llevar encima el que usa para la oficina y el normal escondérselo por donde pudo y no voy a nombrar….está bien que ahora sean tan pequeños..


Foto aquí

1 comentario:

Simplemente Olimpia. dijo...

No importa si decepciona o no...(que no lo hará) auqneu la palabra que se deja aquí escrita siempre se exhibe, lo que debe pesar por encima de todo es que tú disfrutes su narración.

Ser aprendiz del arte del engaño es lo que tiene...que al rpincipio siempre sale mal o peor.

Olimpia.